Según la liturgia cristiana, hoy es el día en que se conmemora la supuesta resurrección de jesús (chucho pa' los cuates); pero ¿Qué tan veraz es esa afirmación? es decir, el dicho de que jesús resucitó ¿no será acaso una simple y llana invención? A mí me parece que, de hecho, sí lo es, por lo que me propuse realizar un análisis rápido, para lo que voy a retomar las mismas palabras expresadas dentro de la biblia, ello a fin de demostrar, con argumentos bíblicos, las falacias que los altos y no tan altos jerarcas de las iglesias cristianas pretenden hacernos creer.
Primero que nada, está la cuestión en torno a la que se desarrolla todo ese mito de la resurrección stricto sensu, es decir, lo que se desprende de manera directa de la biblia, y por otra parte, la resurrección lato sensu, esto es, el conjunto de argumentos y justificaciones que entorno a la resurrección (en sentido estricto) se han elaborado por teólogos y demás mentirosos a lo largo de la historia.
Empecemos pues con la cuestión básica en sentido estricto, para lo cual, me basaré en los pasajes mismos de la biblia. Iniciaré pues por el evangelio que supuestamente fue escrito por Juan, ya que es el que se utiliza dentro de los rituales de la iglesia en esta fecha en particular; y en su capítulo 20, versículos 1 y 2 señala lo siguiente:"El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: 'Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto'".
Ahora bien, este evangelio (el de Juan) es un tanto singular, en el sentido de que es el que más contradicciones presenta frente a los otros tres evangelios llamados sinópticos, sobre este particular regresaré más delante; ahora lo que importa puntualizar es el argumento de María Magdalena dentro de este evangelio, la que dice: "Se han llevado del sepulcro al señor, y no sabemos dónde lo habrán puesto." Tengamos presente estas palabras."
Haciendo un comparativo de este evangelio con el de Mateo, resultan evidentes las contradicciones entre uno y otro, al respecto Mateo en el capítulo 28, versículos 1 al 10 expresamente señala que María Magdalena y otra María fueron al sepulcro, que hubo un gran terremoto porque bajó un ángel y removió la piedra que cerraba la tumba, además, según Mateo, el ángel habló con las mujeres diciéndoles que fueran con los discípulos a decirles que jesús había resucitado y que fueran a verlo a Galilea, así, el evangelio continúa diciendo a la letra que: "ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, jesús les salió al encuentro...
Como se puede observar, claramente hay una contradicción entre ambos evangelios, en Juan, María Magdalena expresa que se han llevado a jesús del sepulcro, esto es, ella presume que el sepulcro ha sido saqueado por alguien, quien ha robado el cadáver y no sabe en dónde lo ha puesto; además, de lo que expresa la mujer en Juan, es fácil deducir que en ningún momento hay gozo en sus palabras, sino aflicción, al decir que no sabe dónde está el cuerpo de jesús. Otra contradicción estriba en que en Juan, Magdalena va sola al sepulcro, mientras que en Mateo se encuentra acompañada de otra mujer. Esas no son las únicas contradicciones que se pueden observar dentro de los evangelios, en Marcos y en Lucas vemos cómo los autores de dichos textos utilizan argumentos que contradicen lo que escribieran los dos autores anteriores, en primer lugar, Marcos en el capítulo 16, versículos 1 al 11 dice que María Magdalena María la madre de Jacobo, y Salomé, pretendían ir a ungir el cuerpo de jesús, que cuando llegaron al sepulcro vieron removida la piedra y al entrar al sepulcro, supuestamente vieron un joven vestido de blanco sentado al lado derecho y al verlo se espantaron, por lo que salieron huyendo del sepulcro y, finalmente jesús se aparece a Magdalena y al contarle a los discípulos, no les creen nada.
Como se puede observar, aquí las cosas cambian drásticamente de nueva cuenta, para empezar, ya no es solamente una o dos mujeres las que van al sepulcro, en esta versión son tres, aunque a esto podría considerársele una nota accidental, no es la única contradicción, ya que hay notas esenciales que se contradicen con los otros evangelios, en éste ya no hay temblor, ni personajes con aspecto de relámpago; aquí simplemente está removida la roca y hay un joven dentro de la tumba, además, aquí los que se asustan no son los guardias romanos, sino las mismas mujeres que iban a ungir el cuerpo de jesús (¿por qué?). Lucas por su parte, en el capítulo 23, versículos 54 a 56 y capítulo 24, versículos 1 a 11 tiene otra versión que contar, el asegura que algunas mujeres que habían venido de Galilea vieron el sepulcro, y que el primer día de la semana fueron al sepulcro, encontrando removida la piedra y entrando, no hallaron el cuerpo. Después de esto, se pararon junto a ellas dos sujetos a los que les tuvieron miedo, obviamente aquí tenemos otra contradicción, aquí ya no son tres mujeres, es un grupo completo, además, ya no es un ángel, son dos.
Así, podemos ver una progresión, tendiente a exagerar lo sucedido (si es que realmente sucedió), ya que, desde el evangelio de Juan, hasta el de Lucas, podemos ver como las circunstancias cada vez se vuelven más fantasiosas, cada vez se involucran más y más personas, unos autores hablan de guardianes del cuerpo, otros simplemente hablan de una piedra removida; otros hablan de terremotos y relámpagos, otros se limitan a hablar de personas dentro de la tumba. Además, esto no es todo lo contradictorio, ya que, cada evangelio muestra mas señales contradictorias en las reacciones de los discípulos al momento de que se enteran de que el cuerpo de jesús no está en la tumba, así por ejemplo, en Juan, Pedro y otro discípulo salen corriendo hacia el sepulcro; en mateo, los discípulos simplemente se dirigen a Galilea, como se supone se les ordenó; en Lucas, Pedro corre solo al sepulcro, ve los lienzos y se va a su casa; finalmente, en Marcos, los discípulos no creen a las mujeres, posteriormente Jesús se les aparece en el campo a dos de ellos ,a los que tampoco nadie les cree, para por último, aparecérsele a los once en conjunto. ¿Alguna vez alguien ha escuchado a un clérigo hablar con los feligreses de todas estas contradicciones?
Ante tal magnitud de contradicciones, todas ellas concatenadas a un solo evento de la vida de jesús, esto es, la resurrección (en sentido estricto), es imposible determinar qué fue lo que ocurrió realmente; hubo un ángel, hubo dos, cuántas mujeres fueron al sepulcro, cuántos discípulos fueron al sepulcro, lo que lleva a concluir que, todo se trata únicamente de falacias e invenciones de escritores con un nivel prolijo de imaginación y con otro tanto de información viciada por la tradición oral.
Ahora bien, tratemos lo relacionado a la resurrección en un sentido amplio. Los creyentes pretenden argumentar que dichas contradicciones dentro de los escritos bíblicos son únicamente defectos producidos por la interpretación subjetiva de los evangelistas, y exponen como ejemplo las reseñas que se hacen en los periódicos sobre algún determinado encuentro deportivo, en el sentido de que no todas las reseñas dirán lo mismo, y tienen razón en todo lo que dicen, las contradicciones devienen de la subjetividad de los individuos que escribieron los textos, ello por las siguientes razones: Primero que nada, lo que ellos ignoran es que existen notas esenciales y notas accidentales en las cosas. Las notas esenciales son lo que distingue una cosa de otra, es decir, son las que permiten diferenciar a "X" de "Y", esto es lo que constituye el principio de identidad, que implica que una cosa es igual a sí, y diferente de todo lo demás. Las notas accidentales son aquellas que pueden presentarse sin alterar la esencia de las cosas. Así, por ejemplo, podemos hablar de un triángulo equilátero rojo, las notas esenciales son el hecho de ser un triángulo equilátero, las accidentales son el color rojo. Ahora bien, los creyentes podrán argumentar que la nota esencial es la resurrección en sí misma, y que los hechos que la rodean son sólo notas accidentales que no alteran la esencia del evento, lo que resulta ser completamente cierto, pero, con este argumento simplemente y en una posición bastante acomodaticia, pasan por alto su argumento de que la biblia es un texto inspirado por dios, lo que de inmediato apareja la imposibilidad de que existan contradicciones en el texto mismo, ya que dios no puede mentir, además de que es perfecto, y el hecho de que existan diversas versiones de un mismo evento, hace a la biblia un texto mentiroso e imperfecto. Ante esto, argumentarán que las contradicciones son obra del maligno, pero, si ese argumento es cierto, entonces es imposible determinar qué partes son inspiración divina y qué partes son inspiración satánica, por lo que ese argumento termina por demostrar que los escritos bíblicos no son más que puras invenciones ridículas y sin sentido.
Existen otros argumentos que esgrimen con bastante frecuencia los creyentes, los que pueden unirse en uno solo, estos argumentos son: 1.- La tumba vacía; 2.- La biblia en sí misma; 3.- Los lienzos de jesús; 4.- Las personas que vieron a jesús después de resucitado (curiosamente sólo se apareció a sus discípulos más cercanos, lo que hace evidente que, todo es una farsa); 5.- Flavio Josefo. Todos estos argumentos terminan cayendo en una sola constante, el testimonio de los discípulos, exceptuándose claramente a Flavio Josefo, aunque para este último, desde hace ya mucho tiempo que se demostró que las referencias a jesús en sus textos son causa de la interpolación y no devienen de su autoría. Por otra parte, los testimonios de los discípulos carecen de valor probatorio, primero que nada, porque los discípulos son personas muy cercanas a jesús, por ello, sus testimonios claramente se encuentran tachados o viciados en favor de jesús, ya que sus argumentos obviamente son tendientes a engrandecer a su maestro, es decir, ellos tienen un interés claro de inclinar los eventos en favor de jesús, y, aunque está demostrado que los evangelios no fueron escritos por los discípulos, sino que son obras de escritores que creían poseer la versión transmitida oralmente por uno u otro de los apóstoles, también resulta que dichos escritores son imparciales y, como se acaba de mencionar, sus escritos están basados en versiones de los supuestos apóstoles, lo que incrementa aun más la imparcialidad y aún la veracidad de su dicho, es decir, dichos autores no son testigos presenciales, sino de oídas (incluido Pablo de Tarso); esto, aunado al hecho de que no existe ninguna obra de la época de algún autor imparcial, hace que todo lo que se narra en la biblia resulte ineficaz para el fin que persigue, por lo tanto, estas excusas y argumentos utilizados por los creyentes basadas en "testimonios" insidiosos y tendenciosos de personas que ni siquiera fueron testigos de nada, no son idóneos para demostrar absolutamente nada en relación a jesús.
Concluyo manifestando que la evidencia es clara, yo por mi parte no me trago esos argumentos con los que pretenden defender lo indefendible, ya que, como se puede observar, simplemente son una forma de darle la vuelta a sus propios dogmas, los que al final terminan por echar abajo todas sus justificaciones.
-diabŏIus-
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