Como ya todos saben, el pasado 12 de Enero de 2010 un terremoto de 7 grados causó un gran daño a la región de Haití, dejando más de 150 mil muertos sólo en puerto príncipe -capital-. Pues bien, no obstante lo ya dicho, la iglesia católica en España demuestra como aún considera que el mundo gira en torno de ella -como creía que pasaba en la edad media-, ya que, según el obispo Ignacio Munilla, los males espirituales que vive su sociedad son aún más graves y mayores que el sufrimiento y las muertes en Haití. Claro está que se refiere a males espirituales tales como el anticlericalismo del gobierno Español.
De igual manera, el pastor norteamericano Pat Robertson ha declarado que el terremoto se debió a que, la independencia de Haití, declarada desde 1804, fue consecuencia de un pacto con el Demonio, según este sujeto ridículo y aborrecible, los habitantes de Haití habrían pedido al demonio que los liberara del yugo de Francia a cambio de rendirle culto, a lo que el demonio les respondió afirmativamente, por lo que los franceses se fueron, pero Haití quedó maldita y, según su lógica distorsionada, es por lo mismo que la República Dominicana se dividió de Haití, por lo que la respuesta del embajador de ese país en EUA no se hizo esperar.
No cabe duda que ante las grandes desgracias que viven muchos seres humanos, nunca faltará un imbécil o un retrasado mental que crea que importa más un pequeño mal personal que el sufrimiento de miles de personas por la perdida de miles de vidas humanas -de sus seres queridos ni más ni menos-, o incluso estúpidos pastores de doctrinas cavernícolas como Pat Robertson, quien siempre aprovecha desastres naturales o hechos criminales de terroristas para asegurar que es una venganza de dios contra la humanidad por alguna causa bastante cuestionable. Personalmente me parece lamentable que este tipo de personas representen una guia moral y ética para miles y miles de personas al rededor del mundo, ya que sólo incitan al desprecio del hombre por el hombre, al fanatismo y por lo que se puede apreciar, únicamente buscan el provecho personal y material, pero nada espiritual.
Fuentes:
Obispo Munilla
Pat Robertson
diabŏIus
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